El siluro (Silurus glanis). Es el pez de mayor talla de las aguas continentales euroasiáticas y uno de los más grandes de las aguas dulces de todo el mundo. Se trata de un pez de cuerpo alargado y deprovisto de escamas, tiene una gran cabeza dotada de varias barbas sensoriales que le ayudan a orientarse y a detectar su alimento en las aguas fangosas y posee una amplia boca, capaz de tragar presas grandes.
Dentro de su área de distribución natural, por ejemplo en el Danubio, no es raro encontrar ejemplares de 30 a 60 kg (incluso se han llegado a pescar excepcionalmente ejemplares de más de 300 kg)
Fué introducido ilegalmente en nuestro país, concretamente en el embalse de Mequinenza, en 1979-80, desde donde se ha ido expandiendo por gran parte de la cuenca, produciendo daños irreparables a la fauna fluvial autóctona ya que es un gran depredador consumiendo sobre todo peces, aunque también engullen anfibios y pollos de aves acuáticas.
(témpera; medidas con marco: 25 x 19 cm.)
El gran tiburón blanco
Antecesores gigantes. Hace unos 60 millones de años, entre la era Mesozoica y la Cenozoica, cuando los océanos eran más cálidos, se produjo la aparición de un depredador acuático de proporciones magníficas, con la forma característica de un tiburón, pero de unos 20 m de longitud total y armado con unos dientes de 15 cm de largo. Se trataba del Carcharodon megalodon o megadiente, ya desaparecido de nuestros mares, no sin antes haber dejado un digno heredero en su trono, el jaquetón o gran tiburón blanco, perfectamente adaptado a los mares y oceános contemporáneos.
El rey de los océanos. El gran tiburón blanco o Carcharodon carcharias ocupa hoy la cúspide de la pirámide alimenticia entre los animales marinos y se le puede encontrar, prácticamente, en todos los mares del mundo. Bastante más pequeño que su antepasado el megadiente, el mayor ejemplar pescado y tallado científicamente alcanzaba los 7,1 m., se pescó en pleno mar Mediterráneo, el 7 de abril de 1.987, y en su interior se encontraron un delfín, una tintorera entera de 1,60 m y los restos de una tortuga. En otros estómagos analizados se han encontrado desde leones marinos de 450 kg. de peso y tiburones de más de 2 m de longitud, lo que da buena idea de su enorme potencial predador.
El gran blanco es en realidad un gran desconocido, por su difícil seguimiento. En cuanto a su hábitat, todo y preferir aguas templadas, lo podemos encontrar desde la superficie —cómo se ha desmotrado en numerosos encuentros fortuitos—, hasta los 1.200 m de profundidad, en pleno océano Atlántico; con la sola excepción de las frías aguas polares. Lo que parece claro es que no permanece en aguas intermedias, pasando de la superficie a aguas profundas directamente. En el Mediterráneo oriental se avista a menudo, ya que entran frecuentemente ejemplares provenientes del Mar Rojo. En nuestras costas hay citas esporádicas en el Mar Cantábrico y más regulares en el Mediterráneo: en 1878, se capturó un ejemplar de 6 m de largo, enfrente de las Islas Columbretes. En Noviembre de 1992, un ejemplar de 4,75 m embarrancó en Tossa de Mar (Costa Brava).
Su técnica de caza consiste en deslizarse por el fondo siempre atento a las siluetas que se deslizan por encima, lo cual puede provocar algunos ataques involuntarios a personas, por confusión de su silueta con la de alguna foca o león marino, etc. de los que se alimenta. Su dieta, bastante ecléctica, se compone básicamente de peces en los ejemplares más jóvenes, y de mamíferos marinos, otros tiburones, tortugas y aves marinas en los más adultos, aunque no desechan la carroña, o animales muertos o moribundos. El ataque, más bien fortuito, de un tiburón blanco a un humano o embarcación, se debe más bien a razones lógicas de provocación, excitación, confusión e incluso curiosidad por parte del animal que a un claro ataque por su parte.
En el Mediterráneo, se han producido una docena de ataques desde 1952 (no todos probados que sean de tiburón blanco). Desde 1863 hay registrados 19 en el Archivo de Ataques de Tiburones.
A diferencia de otros tiburones pelágicos, no siempre efectúa un reconocimiento previo al ataque, lo suele hacer por sorpresa, siempre de abajo a arriba o por la espalda, nunca de frente; de manera tan violenta y con un choque tan potente que en ocasiones dispara a la víctima por los aires. Esto hace que la presa quede fuera de combate y no pueda oponer resistencia, quedando a merced del depredador.
El número de ejemplares existentes también es un misterio, aunque dada la disminución de ejemplares pescados en los últimos años y la cada vez menor talla de los mismos, hace sospechar que, desgraciadamente, este bello animal pueda encontrarse en claro receso demográfico e, incluso, cada vez más científicos temen por el más que posible riesgo de extinción de unos de los testimonios vivos que muestra una de las evoluciones biológicas más perfectas dentro del mundo animal. Aunque, también empiezan a surgir iniciativas que son un atisbo a la esperanza de un cambio de actitud generalizado hacia la especie. Así, Suráfrica ha pasado a ser el primer país en considerarlo especie protegida, cuando años antes le había declarado una guerra sin cuartel, en la que incluso intervino la Armada, con la utilización de minas, etc.En Australia también goza de protección desde hace tiempo. En California, donde también está protegido, hay santuarios marinos (Farallon National Wildlife Refuge) donde se le está estudiando en completa libertad, a base de identificar a todos y cada uno de los ejemplares, datos que ayudarán a conocer como es la especie en realidad y que servirán para rebatir la lamentable fama de "asesino" que arrastra, a la que han contribuido películas tan fantasiosas y populares como "Tiburón".
- Peso: Los ejemplares mayores pueden llegar a pesar 3,5 toneladas
- Sus dientes de unos 7,5 cm, pueden arrancar más de 30 kg de carne, de un solo bocado.
- Su extraordinario olfato le permite detectar efluvios a casi medio kilómetro de distancia y captar sustancias que se encuentren diluídas en el agua en la proporción de una parte por cada millón y medio.
(témpera; medidas original, sin marco: 36 x 33 cm.)
El arapaima (Arapaima gigas) o pirarucú es un gran pez de la cuenca del Amazonas que puede llegar a alcanzar entre 2 y 3 metros de longitud y pesar unos 125 kg. Los padres cuidan de la prole durante un cierto tiempo hasta que ya pueden valerse un poco por si mismos. La madre cuida del nido y el padre acompaña a los jóvenes peces en sus primeras andanzas por el río
Ha constituido durante mucho tiempo el alimento principal de parte de la población humana amazónica. De él se aprovecha la carne, que también es secada y salada para conservarla durante mucho más tiempo. Tratando las partes cartilaginosas de su esqueleto se obtiene una especie de aceite. Su lengua, dura y provista de una especie de dientes, se utiliza como raspador. Sus grandes escamas son utilizadas también como lima para las uñas, dada su rugosidad.
(témpera; medidas original, sin marco: 48 x 30 cm.)
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