Microorganismos
En la entrada anterior hacíamos referencia al mundo de los dinosaurios, algunos de cuyos representantes constituyen los mayores seres vivos que han habitado nuestro planeta. Sin embargo, desde el inicio de la evolución de la vida en la Tierra han existido y posteriormente diversificado, primero en el mar y luego por todo el resto de ambientes posibles, infinidad de organismos de tamaño microscópico, sin cuya existencia sería imposible el funcionamiento de los ecosistemas tal como lo conocemos, ya que intervienen en los múltiples procesos vitales que se dan en la Biosfera.
Bacterias
En el nivel más básico de organización encontramos a las bacterias, siendo su tamaño tan pequeño que pueden llegar a encontrarse varios miles de millones de ellas en una simple cucharadita de tierra, lo mismo ocurre en el interior de cualquier otro organismo superior, ya que muchas viven como simbiontes dentro de sus cuerpos. Algunas otras son parásitas y provocan graves enfermedades
Las hay de muchos tipos diferentes, atendiendo al medio donde viven, con o sin presencia de oxígeno, o al tipo de alimentación y metabolismo que presentan.
(medidas original: 21 x 21 cm. –sin contar marco–)
Protozoos
En un nivel más elevado de organización biológica, encontramos a los protozoos, que presentan una gran diversidad de formas atendiendo al medio donde viven y a sus diferentes modos de vida.
Aquí se pueden ver dos representantes de los mismos: a la izquierda, un protozoo simbionte, Joenia annectens, que vive en el interior del intestino de las termitas, ayudando a éstas a poder digerir la celulosa de la madera con la que se alimentan; a la derecha, un protozoo foraminífero, con su caparazón protector de carbonato cálcico, a través de cuyos poros sobresalen las finas prolongaciones (pseudópodos) del citoplasma de la célula que forma el protozoo, estas prolongaciones se entretejen en una especie de malla exterior que les ayuda a capturar a sus presas. Sus caparazones calcáreos pueden presentar una sola cámara o varias y, al morir sus ocupantes se sedimentan en el fondo y acaban formando parte importante de las partículas de arena de muchas playas. Los foraminíferos son un grupo totalmente marino y se encuentran en la base de la cadena alimentaria marina de muchos otros organismos.
(medidas original: 25 x 11 cm. –sin contar marco, ni extras–)
Aquí mostramos dos casos de simbiosis positiva: a la izquierda, se muestran algunos protozoos ciliados que viven en el estómago de los rumiantes, ayudando a la digestión de la celulosa y otras sustancias, pudiendo el rumiante asimilar así la hierba que come ya que él mismo no tiene las enzimas necesarias para digerirla.
A la derecha, otro protozoo simbionte, Joenia annectens, que vive en el interior del intestino de las termitas, ayudando a éstas a poder digerir la celulosa de la madera con la que se alimentan. Las termitas rompen la madera con sus mandíbulas quitinizadas, ingiere las partículas y realiza una segunda trituración al nivel de la molleja. Enseguida, la madera pasa al estómago o intestino medio, donde sufre la acción de algunos enzimas; de aquí pasa a la cámara de fermentación, donde la ingieren los protozoos, que segregan las enzimas que descomponen las largas cadenas de polisacáridos en azúcares esenciales, de los cuales se obtiene la energía con la que se alimentan tanto las termitas como los propios protozoos, saliendo ambos beneficiados de esta asociación.
(medidas aprox. de cada original: 18 x 30 cm. –sin contar marco–)
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