Tras el frío periodo
invernal, muchas especies animales empiezan ya con sus desplazamientos estacionales anuales, en busca de otras
latitudes con mejores posibilidades de alimentación y/o de cría, provocando con ello uno
de los mayores espectáculos que se producen en la naturaleza, al movilizarse
enormes cantidades de individuos que, a veces, se desplazan miles de kilómetros
de un lado a otro del planeta.
El reno (Rangifer tarandus)
Vive en las zonas más al norte de Eurasia y Norteamérica.
En épocas pasadas de
mayor esplendor para la especie, al producirse las migraciones estacionales en
busca de alimento, se movilizaban cientos de miles de individuos del caribú ártico (reno americano). Hoy,
aún lo siguen haciendo pero en número mucho menor.
Cada año, al llegar la
primavera se desplazan de las zonas arboladas de la taiga, donde se han refugiado en invierno, hacía la tundra situada más al norte, donde pasan
el verano y el otoño; en estos desplazamientos pueden llegar a recorrer más de
1.000 km y en el viaje nacen los pequeños. El parto dentro de la manada está
muy sincronizado, pariendo casi todas las hembras en muy pocos días. Ello
facilita mucho la marcha, al acompasar el ritmo de desplazamiento de toda la manada. En esta migración
primaveral siguen siempre las mismas rutas ancestrales. Al llegar el invierno
vuelven a emprender camino hacía el sur.
(témpera; medidas original: 50 x 32 cm)
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Las grullas europeas (Grus grus)
Tras la llegada del frío
al norte del continente europeo, las típicas formaciones en forma de V de las
grullas aparecen en nuestros cielos en la segunda mitad del mes de octubre,
llegando el grueso en la segunda quincena de noviembre. Pueden viajar varios
cientos de kilómetros, en un solo día y sin descansar.
Las que llegan a la
Península Ibérica han tenido que recorrer unos 2.000 km. desde sus territorios
nórdicos y se llegan a concentrar varias decenas de miles de individuos en la
misma, que permanecen todo el invierno en determinados sitios idóneos del
territorio (parece ser que, desde hace algunos años, la laguna aragonesa de
Gallocanta actúa además de "colector" de los bandos migratorios,
tanto a su llegada como en la partida). Con la mejoría del tiempo, una mañana
de finales de marzo, parten de nuevo rumbo noreste hacia sus áreas de crianza
situadas en el norte de Europa, deshaciendo el camino hecho en otoño.
(témpera; medidas original: 50 x 35 cm)
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ánsares
comunes (Anser anser)
Los ánsares o gansos
salvajes viven cohesionados en grupos y en sus migraciones anuales vuelan
adoptado la “formación en V”, que les permite reducir gasto energético, con lo
que pueden llegar a desplazarse hasta 600 km en una sola jornada. La cohesión
de los bandos en vuelo y la información sobre posibles peligros y otras
vicisitudes del viaje es mantenida por los guías a base de roncos graznidos,
que constituyen todo un código de señales específico. Como ocurre con las
grullas, su pauta de desplazamiento estacional es similar. En nuestro país, en
algunos casos, se pueden agrupar varios miles de individuos, sobretodo en el Parque
Nacional de Doñana y la Laguna de Villafáfila, entre otras zonas del suroeste
ibérico, donde se alimentan abundantemente antes de regresar a sus territorios
de cría para garantizar la reproducción de la especie.
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