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lunes, 30 de julio de 2012

Grandes BOSQUES centro-sudamericanos

BOSQUES centro-sudamericanos. Debido a las grandes variaciones de latitud y altitud existente en el subcontinente americano austral podemos encontrar formaciones boscosas muy diferentes, desde los bellos bosques subantárticos o andino-patagónicos de más al sur, hasta las formaciones selváticas de diferentes tipos que podemos hallar en la zona tropical, más calurosa.

(témpera; medidas original, sin marco: 59 x 38 cm.)

El bosque andino-patagónico se extiende en una gran franja que va desde la provincia de Neuquén hasta Tierra de Fuego, bajo el marco incomparable de las nevadas cumbres andinas y regados generosamente por innumerables ríos y lagos de aguas color turquesa. De norte a sur, su composición va variando, atendiendo a factores tales como la precipitación, la altitud, el tipo de suelos, orientaciones orográficas, etc. En el norte predominan los bosques de araucarias, en la región central, con precipitaciones muy abundantes, que rondan los 3000 l/m2 anuales, es donde se alcanza la mayor frondosidad y diversidad de especies de flora y fauna, una muestra de la cual puede apreciarse en la ilustración mostrada.
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Todas las formaciones vegetales que nos podemos encontrar viajando por el subcontinente meridional irán cambiando según sea la precipitación anual total, pero también su distribución mensual a lo largo del año, que puede determinar factores como la altura de la vegetación, su porte más o menos leñoso, la estructura tipo bosque o más tipo sábana, la existencia de un periodo seco con la consecuente aparición de especies de hoja caduca, etc.
Aún en las zonas de latitud más cálida, y siguiendo un gradiente oeste-este, encontraremos un variado mosaico de formaciones (ilustración de aquí abajo) que van desde el desierto totalmente árido, pasando por formaciones con cada vez mayor predominio vegetal hasta llegar al exuberante bosque lluvioso tropical, siempre verde y con una enorme biodiversidad de especies de todo tipo. Ello viene determinado por la gran influencia ecológica de la cordillera de los Andes, que actúa como una enorme barrera que reorganiza el sistema de vientos y de precipitaciones y, consecuentemente, todo el clima asociado al relieve.

(témpera; medidas original, sin marco: 37 x 23 cm.)

En el apoteosis de la exuberancia y diversidad biológica máximas encontramos el bosque lluvioso tropical, cuya estructura está formada por sucesivos estratos de vegetación, a modo de capas no siempre bien definidas. Normalmente se pueden encontrar tres estratos arbóreos de diferentes alturas, además de los correspondientes arbustivo y herbáceo. En el arbóreo más alto, se encuentran los grande árboles que sobresalen aislados del dosel forestal, bastante más túpido y uniforme que constituye el segundo nivel, por debajo de éste puede haber un tercer nivel aún más túpido y denso, formado por árboles de menor porte. Cada nivel presenta una composición florística, y también faunística, propia y bien diferenciada.


En un mundo tan denso, donde la lucha por acceder a la luz para poder realizar la fofosíntesis con mayor eficacia es una estrategia de supervivencia, no es de extrañar que hayan surgido y predominen un sinfín de especies tipo lianas y plantas epífitas, las cuales aprovechan el soporte o que les brindan otras plantas para poder acceder a la luz existente en los niveles superiores de la selva. La diversidad existente de este tipo de plantas es enorme y poseen estrategias de diversos tipos tendentes a aprovechar al máximo la escasedad de "suelo" disponible y a captar y conservar el agua que necesitarán para sobrevivir a las condiciones muchas veces xerófilas que se dan a esa altura. Muchas de estas plantas acogen poblaciones o especies de fauna especificas que se aprovechan del microhábitat que la propia planta ha creado entre sus tupidas hojas y/o raíces.

(témpera; medidas original, sin marco: 36 x 41 cm.)

La selva amazónica es el ejemplo típico de este tipo de bosques lluviosos tropicales, con una temperatura casi constante, de unos 27 ºC, y el aporte de humedad que le proporcionan las lluvias casi continuas debidas a la influencia de los vientos alisios. Esta estabilidad climática a lo largo de muchos milenios ha propiciado una estabilidad que solo ha hecho que aumentar hasta límites increíbles la complejidad del ecosistema y la diversificación de formas vivientes de todo tipo que habitan en su seno. De todas formas, esa complejidad también esconde un ecosistema por otro lado frágil, el cual puede verse alterado de manera irreversible si no se hace una gestión adecuada del mismo, conociendo muy bien los ciclos de los nutrientes que se producen en su seno.
La destrucción en ese sentido ha sido ya inmensa y deberíamos hacer lo imposible por conservar en un buen estado estas inmensas extensiones arboladas únicas, porque nos pueden aportar un sinfín de recursos básicos para nuestra propia supervivencia como especie.

(témpera; medidas original, sin marco: 59 x 38 cm.)

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